jueves, 3 de mayo de 2018

Que si, que no

-¡Vamos, di que si!
-Te dije que no, no voy a agarrar ninguna de esas manzanas, -dijo la serpiente con decisión.
-¿Por qué no? - pregunto la chica. -Es una manzana como cualquier otra.
-Para Él no es así ya que les prohibió a Adán y a ti que se acercaran a ese árbol y arrancaran las manzanas. -La serpiente se dio la vuelta y se empezó a alejar.
-¿Pero habiendo tantos arboles de manzanas justo nos va a prohibir el que tiene los mejores frutos? -Pregunto la chica caminando al lado de la serpiente.

     Hacia tiempo que la chica y la serpiente se habían hecho amigas. Para la muchacha era bueno tener a alguien con quien charlar de todo tipo de cosas ya que con Adán los temas de conversación eran muy acotados, de hecho solo tenia un tema en la cabeza y en su mano, el sexo. Si bien la chica no le desagradaba tener sexo con Adán, de vez en cuando quería descansar o simplemente tener una charla que no sea centrada en los genitales del muchacho.
     Con el Señor de arriba tampoco podía charlar ya que no se le entendía nada, todo era enigmático o prohibiciones así que cuando apareció la serpiente se alegro mucho.
     La serpiente también estaba muy a gusto con la chica, se sentía cómoda con ella y de paso tenia una excusa para pasear por el Jardín.

-Es fácil Eva, -así se llamaba la chica- al Jefe de Arriba no le gusta que le lleven la contraria, -dijo la serpiente con cierto resentimiento. -Lo se por experiencia.
-Pero entonces ¿por qué pone las mejores manzanas en un solo árbol y después nos las prohíbe comer? -Pregunto Eva molesta. -¿Acaso nos esta poniendo a prueba?
-Es lo más probable -respondió la serpiente bajando la voz. -Al tipo le gusta jugar al misterioso y cuando alguien lo cuestiona se enoja y lo echa de su lado. -Explico la serpiente señalándose a si misma con la cola.

     Eva y la serpiente siguieron caminando hasta que se hizo de noche y se separaron cada una por su lado.
     Mientras cenaba con Adán, Eva le pregunto si no sabia el motivo por el cual no podían agarrar las manzanas del árbol prohibido.
-Y yo que se -contesto Adán con la boca llena, -el Señor de Arroba tendrá sus motivos. ¿Por qué me preguntas a mí?
-Buenooooooooo, pensé que como tu fuiste el que estuvo primero acá tenían más confianza y charlaban de varias cosas -le respondió Eva.
-La verdad es que solo hablamos de una cosa -dijo Adán encogiéndose de hombros. -Bah, en realidad soy yo el que habla y el Señor de Arriba escucha. Bah, en realidad yo pregunto y Él solo me dice que NO. -Esto ultimo lo dijo con tristeza.
-¿Qué es lo que le preguntas y Él se niega a responder? -Eva estaba intrigada.
-Le pido que me agregue otro mini brazo como el que tengo colgado entre las piernas, -contesto Adán agarrándose el susodicho, -así puedo acariciarme con las dos manos o puedo meterte uno en tu agujero de adelante y el otro en el agujero que tienes atrás. Apuesto que lo gozaríamos el doble.

     Eva no daba crédito a lo que escuchaba, Adán estaba obsesionado con ese mini brazo que le colgaba entre las piernas y era de lo único que hablaba.
     Se fueron a dormir, en realidad fue Eva la que se fue a dormir, Adán quería jugar y meter su mini brazo entre las piernas de la chica pero esta le dijo que estaba cansada y que le dolía la cabeza, a lo que Adán  no se hizo problema y se puso a jugar haciendo de cuenta que acogotaba al pobre miembro que tenia entre las piernas.

     Pasaron las semanas y la curiosidad de Eva aumentaba cada vez que pasaba cerca del árbol prohibido.
-Algún día voy a descubrir  por qué no podemos comer tus manzanas arbolito, -le decía al árbol en tono desafiante.

     Un día Eva estaba sentada enfrente del árbol prohibido, a su lado estaba la serpiente. Esta le estaba contando a la chica que más allá del Jardín donde vivían había un desierto bastante bonito pero que no tenia ningún tipo de planta y que el arroyo más cercano estaba a 3 días de caminata.

-¡Hola Serpiente! -saludo levantando el brazo.
-¡Hola Adán! ¿Por qué caminas tan raro? -pregunto la serpiente.
-Uh, esto, bueno... resulta que el otro día estaba jugando con mi mini brazo y creo que tire de él con mucha fuerza y ahora me duele -contesto Adán algo sonrojado. Eva a todo esto se tapaba la cara para ocultar que se estaba riendo.

-Bueno y que están haciendo ustedes acá? -pregunto Adán mientras se sentaba con cuidado al lado de Eva.
-Viendo si podemos descubrir el porque no podemos comer las manzanas de este árbol -respondió Eva todavía risueña.
-Y probaron con arrancar una manzana?
-Si, se lo pedí a Serpiente pero no quiere -respondió Eva.
-Se supone que esta prohibido hacerlo -le recordó la serpiente.
-Pero así nunca se van a sacar la duda.
-Estábamos pensando en que podrías preguntarle al Señor de Arriba -respondió Eva con tono sugerente.
-Nah, hace días que no lo veo -explico Adán haciendo un gesto de rechazo con las manos.

     Siguieron los 3 charlando un rato largo haciendo mil y un conjeturas sobre el porque de la prohibición de agarrar las manzanas de ese árbol en particular hasta que sin previo aviso Adán se levanto y comenzó a caminar hacia el árbol.
-¿Qué estas haciendo? -pregunto Eva desconcertada.
-No lo ves, voy a arrancar una manzana -contesto el muchacho mientras dada saltitos para tratar de agarrar una de los frutos maduros que había en las ramas bajas.

     En uno de esos saltos Adán pudo tomar una de las manzanas y la arranco, se la llevo a la nariz y exclamo -Esto huele delicioso.- Y sin previo le dio un mordisco. Fue entonces que sonaron muy fuerte unas trompetas  y un grito proveniente del cielo se escucho por todo el Jardín.
     Eva y Adán se tuvieron que tapar los oídos y la serpiente a falta de manos se enrosco  sobre si misma hasta cubrirse sus diminutos oídos.

-¿QUÉ ESTÁN HACIENDO? -Dijo una voz profunda y gruesa  proveniente del cielo. -¿ACASO NO LES ADVERTÍ QUE NO DEBÍAN TOMAR LOS FRUTOS DE ESE ÁRBOL EN PARTICULAR? ACASO NO SE LOS ADVERTÍ.
-S-si s-s-si, n-nos lo dijiste pe-pero, -Adán estaba tartamudeando- es que Eva sintió curiosidad por sa-saber porque esta prohibido este árbol.
-Entonces ¿fuiste tu Eva la que arranco la manzana? -pregunto la voz.
-No, no fui yo, fue Adán -respondió la chica que si bien estaba tranquila porque decía la verdad la voz del cielo la hacia temblar.
-¿Eso es cierto Adán, acaso fuiste tu el que arranco la manzana?
-Fue, fue, fue Eva la que me incito a hacerlo -respondió Adán llorando mientras miraba al piso. Eva no podía dar crédito a lo que escuchaba, ella solo quería saber porque no se podía comer esas manzanas.
-Eso no es así, yo solo quería saber porque esta prohibido comer esas manzanas -replico la chica indignada.
-Si Eva -dijo Adán con temor- tu me incitaste con tus preguntas. Fuiste tu junto con tu amiga la Serpiente.
     Al oír esto la serpiente alzo la cabeza a la vez que pensaba -Que tipo estúpido resulto ser este mamerto.-
-¿Así que tu la incitaste Serpiente? -pregunto la voz del cielo. -Debí imaginar que no podrías quedarte quieto después de que te eche del cielo.
     Adán y Eva miraron a Serpiente de forma interrogativa ya que en realidad no sabían nada de ella excepto que era el único animal aparte de ellos dos que podía hablar.
-Eso es discutible -afirmo Serpiente alzando la cabeza de forma orgullosa. -Por otro lado, la chica esta diciendo la verdad.
-Eso ya no importa -corto la voz en un tono más bajo. -Como incumplieron lo que les pedí no me queda otra solución que echarlos del Jardín.
-¿QUEEEEEEEEEEEEEE? -gritaron Adán, Eva y Serpiente a la vez.
-No nos puedes hacer esto -rogó Adán de rodillas.
-Si, si puedo. -afirmo la voz mientras se materializaba una puerta adelante de los tres. -Ahora se van de acá, ya no son bienvenidos.
     Eva clavo en Adán una mirada asesina mientras por lo bajo le decía -Me las vas a pagar cagón-. Así fue que mientras cruzaban la puerta sobre sus cuerpos se materializo ropa.
-Ay, esto pica -se quejo Adán mientras se rascaba la entrepierna. -¿Por qué nos pones esto encima de nuestros cuerpos Señor de Arriba?
-Porque sin esas prendas van a sufrir el frió, el calor y los insectos ahora que no están más en el Jardín. -Respondió la voz divertida mientras veía como Adán y Eva se rascaban todo el cuerpo.
-¿Y ahora que hacemos? -Pregunto Adán mirando a Eva y al paisaje desértico que se extendía ante ellos.
-No se que harás tu -le respondió la chica furiosa-. Yo voy a caminar hasta un arroyo que hay por acá -. Y mirando a Serpiente le pregunto -¿Me indicarías el camino por favor?
-Claro que si Eva -respondió esta-. Y no te preocupes, yo estaré a tu lado y siempre seré tu amigo.
-Gracias. -Respondió la chica agradecida mientras comenzaba a caminar de forma incomoda debido a la ropa.

     Un tiempo después Serpiente estaba al lado del Señor de Arriba observando como se movían Adán y Eva cerca de un arroyo. Vieron que lograron construir un refugio bastante cómodo y que algo se estaba cocinando en una pequeña fogata.
-Sabes muy bien que fue Adán el que arranco el fruto y lo comió, la chica solo tenia curiosidad, -dijo Serpiente sin apartar la vista de la visión.
-Si, lo se. -Respondió el Señor de Arriba.
-¿Y por qué aceptaste como cierto lo que Adán te dijo?
-Porque necesitaba sacarlos del Jardín a los dos para que aprendan a vivir sin tener todo servido. Si se quedaban aquí se iban a terminar aburriendo mucho.
-Pero ahí afuera van a sufrir, -exclamo Serpiente.
-No, te equivocas Lucifer, ahí van a vivir pero no te preocupes -lo tranquilizo,-después de un tiempo voy a dejar que vuelvan a vivir aquí al Jardín.
-¿Y a sus descendiente también los vas a dejar vivir aquí? -pregunto Serpiente mientras veía como dos niños salían de adentro del refugio y jugaban cerca de Eva.
-No, a sus descendientes les voy a dejar que elijan entre vivir entre el Jardín o vivir contigo allá en el Infierno, -respondió el Señor de Arriba mientras no perdía detalle de lo que ocurría  en la orilla del arroyo.

jueves, 22 de marzo de 2018

Fantasía

(Este cuento fue una tarea que nos mandaron a hacer en 6° año del secundario, 1998)


- ¿Qué diablos me dijiste? - Pregunto el caballero sacándose el yelmo y desmontando.

- ¿Que era estúpido poner un tren en la época medieval- Contesto el otro caballero imitándolo.

- ¡Ohhh! Lucas pero... ¿qué tiene de malo? A mi me pareció bárbaro, imaginate, unir la Edad Media con la Edad Moderna.- Replico el caballero.

- ¡Computadora, programa terminado!- Ordeno Lucas mirando al cielo.

- Programa holográfico terminado señor. Que tenga un buen día comandante.- LA computadora cumplió la orden, el páramo se desvaneció y el su lugar quedo un cuarto de 10 metros por 10 metros todo negro, iluminado solamente por una leve fosforescencia.

- Gracias computadora- respondió Lucas. - Y ahora Martín quizás a vos te pareció fantástico el unir dos épocas pero al menos podrías haber puesto alguna cosa que si tuvieran en común.

- Y bueno.- Respondió Martín.- La próxima vez lo haré mejor, ahora creo que es mejor que volvamos a nuestras tareas, tú en el puente y yo en ingeniería.

- Si, tenés razón.- dijo Lucas mientras salían del cuarto y empezaban a caminar por un largo pasillo. - Si mal no recuerdo tu tendrias que estar chequeando esa partida de nanites y no tendrías que revisar también los pheasers y los...-

-¡Uooohhh! Amigo, ¿acaso eres mi notebook?- replico Martín.- Pero si mal no recuerdo yo, tú deberías estar en el puente guiando el ARA Centauro a la nebulosa de Andrómeda o me equivoco Comandante? - El tono de voz de Martín era picarezco.

    Ambos llegaron a un turbo ascensor y se despidieron.
-Primero lo primero, nos mudaremos de ropa, no me puedo presentar en ingeniería vestido de caballero.
-Estoy de acuerdo contigo Martín, nos vemos luego. -Se despidió y subió al turbo ascensor. - Nivel 12 - ordenó.
-¡Ok! Nos vemos luego Lucas, - se despidió y empezó a caminar por el pasillo hasta perderse.

jueves, 18 de enero de 2018

Quien soy, que soy

(Este cuento fue una tarea que nos dieron en el secundario, 6° año-1998, de hacer un cuento estilo Julio Cortázar que por supuesto yo no respeté. De todas formas aprobé)


     Por fin llegué, después de tantos años, ahora si que estamos todos juntos de nuevo como cuando eramos vivíamos en la casa de los viejos hasta que cada uno se fue para hacer su propio camino en la vida.
   Qué lindo es estar todos juntos de nuevo, mis hermanos (somos 6, ¿no es increíble que nos llevemos bien?), mis viejos y por supuesto yo. Nosotros si que somos una familia unida pero lo que más nos une de verdad es que todos somos de Newell's Old Boys de Rosario. Si somos todos de Ñuls (o Ñubels, no importa); como decía somos todos de Ñuls o leprosos como se nos llama y eso no nos importa porque llevamos el apodo con orgullo, al igual que los otros llevan el apodo de Canalla.
     Pero eso de leprosos es solo un apodo ... o no? Más de una vez soñé que estábamos todos en la cancha alentando al equipo pero la demás gente al vernos gritaba y huía pero esa gente gritaba de terror, nos gritaba que eramos unos leprosos y al mirar nuestras manos entendíamos porqué lo hacían, no era porque eramos de Ñuls sino porque eramos leprosos. ¡Pero no! Eso solo era un sueño. Ahora estoy sentado a la mesa en el patio trasero de la casa de mis padres, compartiendo con ellos y mis hermanos un gran almuerzo familiar.
     Qué lindo el almuerzo familiar, sino fuera por esta picazón. ¡AY! Qué molestia, es todo el cuerpo el que me pica, pero... ¿qué es esto? ¡Mis manos! ¡Por Dios! ¡Qué son estas llagas que me están saliendo?

-¡Mario, Mario! -Santo cielo. Su cara, su piel, su piel se esta esta cayendo y, y...
- Elvio, ¿queres más asado? - Mariana, dulce Marina, mi querida hermana, con su bello rostro observándome pero se me cruza la imagen de Mario cayéndosele la piel y el bello rostro de Marina se deforma, se contorsiona hasta quedar como una masa de carne podrida sostenida apenas por los huesos. ¡Pero No! Eso no puede ser.
     Salgo corriendo, tropiezo con Andrea, entro a la casa y me paro frente al espejo. Él me devuelve mi imagen vestida con los colores de Ñuls, los leprosos. ¡¡¡NOOOOOOOOOOO!!! Ahora el espejo me devuelve la misma imagen solo que esta vez tomo mi cuerpo esta deshecho, la piel se me cae de los huesos y es horrible, me repito que es un sueño, cierro los ojos para ver si después todo pasa pero los abro y no, no, no. No puede ser, mi rostro no cambio. Huyo de la casa, no lo soporto, al salir vi que todo mi familia estaba igual que yo o peor. Vi a mis hermanos Carlos y Mario cantando con mi viejo un cantito para alentar a Ñuls: "¡Vamos Ñubels! ¡Vamos los leprosos!... Leprosos, lepra, eso es lo que esta invadiendo mi cuerpo, el de mi familia y el de todo aquel que es de Ñuls.
     ¡AHHHHHHH! ¡UHHHHHHH! Menos mal que todo terminó, pero ¿qué paso? Me parece que me quede dormido mientras esperaba la comida y que todo fue un sueño. Por un momento pensé que la lepra había invadido mi cuerpo y lo que era peor también pensé que era de Ñuls, ese si que era más que un sueño era una pesadilla.

-216 ¿qué ocurre? No trates de hacerte el vivo conmigo y comé, ¿entendiste? -Si soy canalla y a mucha honra.

domingo, 14 de enero de 2018

El juego

 (Escribí este relato para un concurso literario que había organizado el colegio. Fue en algún momento entre  1994 y 1998)


 Se había perdido la noción de la hora en esa habitación ya que se creía que todavía era de madrugada. La habitación era chica y contaba con una mesa y seis sillas como único amoblamiento, la única luz que había en esa habitación provenía de una lámpara de veinticinco watts que estaba ubicada sobre la mesa en la cual a su alrededor estaban sentadas seis personas. Una de ellas tenia veintidós años, la otra tenía tenía cincuenta y las cuatro restantes rondaban los treinta y cinco. Ninguna de ellas se conocía pero no habían llegado hasta allí por casualidad, no señor, todas tenían sus intactos y debido a ellos  estaban allí sentados alrededor de esa mesa. Diversión o necesidad no importaba el motivo por el cual estaban allí reunidos alrededor de esa mesa.
     Era la tercera partida de poker pero todavía quedaba algo de dinero en los bolsillos de los jugadores. No se apostaba fuerte pero las apuestas habían ido aumentando a lo largo del juego y eso se notaba. Otra cosa que se notaba era la tensión y la preocupación en las caras de los jugadores.
     Eduardo de cincuenta años estaba allí sentado apostando sus últimos pesos para ver si ganaba algo hasta conseguir un trabajo ya que se había quedado sin el suyo hacia mas de un mes y el sueldo de su hermana, con la que convivía, no alcanzaba para mantenerlos a los dos. Pero él sabia que después de los cuarenta y cinco años el trabajo escasea y se vuelve cada vez mas difícil encontrar uno.
     Emilio era el más joven de los que estaban allí y jugaba nada más que por diversión, él era lo que se podría llamar un Isidoro Cañones, un playboy mantenido por un tío millonario que lo ha intentado todo con tal de regenerarlo pero fracasó.
     Roberto andaba por los treinta y cuatro aunque el cabello peinado para atrás y los anteojos lo hacían más joven. Desde hacia dos años el venia haciendo lo mismo, una vez por mes iba a una partida de póker pero como era prudente no apostaba demasiado.
     George era un turista norteamericano y cuando le contaron de la partida no vaciló ni un instante en participar, total como siempre decía "unas partiditas no vienen mal después de todo". 
     Raimundo era del interior del país y cuando vino a visitar a unos parientes de paso se informo muy bien de los lugares en los que podía jugar y es por eso que estaba ahí sentado.
     Juan era un tipo preparado y como tal tenia un muy buen puesto de trabajo en una empresa multinacional, también estaba casado y tenia dos preciosos hijos pero a su esposa no le agradaba mucho que él jugara porque segun ella les estaba dando un mal ejemplo a los nenes, por eso jugaba a escondidas de ella.
     Los jugadores tiraban sus fichas en el centro de la mesa, debajo de la pequeña lámpara. Aunque ninguno se atrevía a mostrar sus cartas cada jugador tenia una pequeña noción de como le estaba yendo.
     Eduardo contemplaba sus cartas que no eran muy buenas pero tenia la esperanza de ganar todo lo que había perdido y un poco más, los demás a no ser por Emilio y Raimundo pensaban igual que él.
     A cada jugador no solo se le estaban terminando las fichas sino también el dinero para seguir apostando.
     Todos tenían pensado lo que iban a hacer con el dinero si ganaban, Eduardo lo usaría para sustentarse él y su hermana, Emilio lo usaría para gastarlo en boliches y trasnochadas, Roberto lo sumaria a lo que ya tiene ahorrado para comprarse el Renault 9 que tanto deseaba; con el dinero George compraría los regalos para su familia y su novia que estaban en Estados Unidos, Raimundo compraría los materiales necesarios para poder construir un galpón atrás de la casa y Juan lo usaría para llevar a su mujer a cenar a Pedemonte y pasar así una velada maravillosa.
     Mientras pensaban en estas cosas los minutos pasaban marcados por el tictac del reloj que estaba colgado de una de las paredes y debido al sepulcral silencio que había en esa habitación su sonido era igual al de las gotas que caían  sobre un tambor.
     George hizo un movimiento como si fuera a tirar sus cartas pero al final no lo hizo, prefiere que otro las tire antes.
     La tensión aumenta y en ese momento en el cual se escuchan las sirenas de la policía cerca del edificio Eduardo ya no soporta mas la incertidumbre y tira sus cartas sobre la mesa, los demás se quedan viendo atónitos las cartas y sin decir una palabra todos dejan sus cartas sobre la mesa, toman sus cosas y se retiran en silencio del lugar. Es en ese momento en donde Eduardo comprende que gano la partida y su alegría es inmensa pero con calma se levanta, toma su saco y se marcha en silencio con el dinero en sus bolsillos y su cabeza llena de ideas.