-¡Vamos, di que si!
-Te dije que no, no voy a agarrar ninguna de esas manzanas, -dijo la serpiente con decisión.
-¿Por qué no? - pregunto la chica. -Es una manzana como cualquier otra.
-Para Él no es así ya que les prohibió a Adán y a ti que se acercaran a ese árbol y arrancaran las manzanas. -La serpiente se dio la vuelta y se empezó a alejar.
-¿Pero habiendo tantos arboles de manzanas justo nos va a prohibir el que tiene los mejores frutos? -Pregunto la chica caminando al lado de la serpiente.
Hacia tiempo que la chica y la serpiente se habían hecho amigas. Para la muchacha era bueno tener a alguien con quien charlar de todo tipo de cosas ya que con Adán los temas de conversación eran muy acotados, de hecho solo tenia un tema en la cabeza y en su mano, el sexo. Si bien la chica no le desagradaba tener sexo con Adán, de vez en cuando quería descansar o simplemente tener una charla que no sea centrada en los genitales del muchacho.
Con el Señor de arriba tampoco podía charlar ya que no se le entendía nada, todo era enigmático o prohibiciones así que cuando apareció la serpiente se alegro mucho.
La serpiente también estaba muy a gusto con la chica, se sentía cómoda con ella y de paso tenia una excusa para pasear por el Jardín.
-Es fácil Eva, -así se llamaba la chica- al Jefe de Arriba no le gusta que le lleven la contraria, -dijo la serpiente con cierto resentimiento. -Lo se por experiencia.
-Pero entonces ¿por qué pone las mejores manzanas en un solo árbol y después nos las prohíbe comer? -Pregunto Eva molesta. -¿Acaso nos esta poniendo a prueba?
-Es lo más probable -respondió la serpiente bajando la voz. -Al tipo le gusta jugar al misterioso y cuando alguien lo cuestiona se enoja y lo echa de su lado. -Explico la serpiente señalándose a si misma con la cola.
Eva y la serpiente siguieron caminando hasta que se hizo de noche y se separaron cada una por su lado.
Mientras cenaba con Adán, Eva le pregunto si no sabia el motivo por el cual no podían agarrar las manzanas del árbol prohibido.
-Y yo que se -contesto Adán con la boca llena, -el Señor de Arroba tendrá sus motivos. ¿Por qué me preguntas a mí?
-Buenooooooooo, pensé que como tu fuiste el que estuvo primero acá tenían más confianza y charlaban de varias cosas -le respondió Eva.
-La verdad es que solo hablamos de una cosa -dijo Adán encogiéndose de hombros. -Bah, en realidad soy yo el que habla y el Señor de Arriba escucha. Bah, en realidad yo pregunto y Él solo me dice que NO. -Esto ultimo lo dijo con tristeza.
-¿Qué es lo que le preguntas y Él se niega a responder? -Eva estaba intrigada.
-Le pido que me agregue otro mini brazo como el que tengo colgado entre las piernas, -contesto Adán agarrándose el susodicho, -así puedo acariciarme con las dos manos o puedo meterte uno en tu agujero de adelante y el otro en el agujero que tienes atrás. Apuesto que lo gozaríamos el doble.
Eva no daba crédito a lo que escuchaba, Adán estaba obsesionado con ese mini brazo que le colgaba entre las piernas y era de lo único que hablaba.
Se fueron a dormir, en realidad fue Eva la que se fue a dormir, Adán quería jugar y meter su mini brazo entre las piernas de la chica pero esta le dijo que estaba cansada y que le dolía la cabeza, a lo que Adán no se hizo problema y se puso a jugar haciendo de cuenta que acogotaba al pobre miembro que tenia entre las piernas.
Pasaron las semanas y la curiosidad de Eva aumentaba cada vez que pasaba cerca del árbol prohibido.
-Algún día voy a descubrir por qué no podemos comer tus manzanas arbolito, -le decía al árbol en tono desafiante.
Un día Eva estaba sentada enfrente del árbol prohibido, a su lado estaba la serpiente. Esta le estaba contando a la chica que más allá del Jardín donde vivían había un desierto bastante bonito pero que no tenia ningún tipo de planta y que el arroyo más cercano estaba a 3 días de caminata.
-¡Hola Serpiente! -saludo levantando el brazo.
-¡Hola Adán! ¿Por qué caminas tan raro? -pregunto la serpiente.
-Uh, esto, bueno... resulta que el otro día estaba jugando con mi mini brazo y creo que tire de él con mucha fuerza y ahora me duele -contesto Adán algo sonrojado. Eva a todo esto se tapaba la cara para ocultar que se estaba riendo.
-Bueno y que están haciendo ustedes acá? -pregunto Adán mientras se sentaba con cuidado al lado de Eva.
-Viendo si podemos descubrir el porque no podemos comer las manzanas de este árbol -respondió Eva todavía risueña.
-Y probaron con arrancar una manzana?
-Si, se lo pedí a Serpiente pero no quiere -respondió Eva.
-Se supone que esta prohibido hacerlo -le recordó la serpiente.
-Pero así nunca se van a sacar la duda.
-Estábamos pensando en que podrías preguntarle al Señor de Arriba -respondió Eva con tono sugerente.
-Nah, hace días que no lo veo -explico Adán haciendo un gesto de rechazo con las manos.
Siguieron los 3 charlando un rato largo haciendo mil y un conjeturas sobre el porque de la prohibición de agarrar las manzanas de ese árbol en particular hasta que sin previo aviso Adán se levanto y comenzó a caminar hacia el árbol.
-¿Qué estas haciendo? -pregunto Eva desconcertada.
-No lo ves, voy a arrancar una manzana -contesto el muchacho mientras dada saltitos para tratar de agarrar una de los frutos maduros que había en las ramas bajas.
En uno de esos saltos Adán pudo tomar una de las manzanas y la arranco, se la llevo a la nariz y exclamo -Esto huele delicioso.- Y sin previo le dio un mordisco. Fue entonces que sonaron muy fuerte unas trompetas y un grito proveniente del cielo se escucho por todo el Jardín.
Eva y Adán se tuvieron que tapar los oídos y la serpiente a falta de manos se enrosco sobre si misma hasta cubrirse sus diminutos oídos.
-¿QUÉ ESTÁN HACIENDO? -Dijo una voz profunda y gruesa proveniente del cielo. -¿ACASO NO LES ADVERTÍ QUE NO DEBÍAN TOMAR LOS FRUTOS DE ESE ÁRBOL EN PARTICULAR? ACASO NO SE LOS ADVERTÍ.
-S-si s-s-si, n-nos lo dijiste pe-pero, -Adán estaba tartamudeando- es que Eva sintió curiosidad por sa-saber porque esta prohibido este árbol.
-Entonces ¿fuiste tu Eva la que arranco la manzana? -pregunto la voz.
-No, no fui yo, fue Adán -respondió la chica que si bien estaba tranquila porque decía la verdad la voz del cielo la hacia temblar.
-¿Eso es cierto Adán, acaso fuiste tu el que arranco la manzana?
-Fue, fue, fue Eva la que me incito a hacerlo -respondió Adán llorando mientras miraba al piso. Eva no podía dar crédito a lo que escuchaba, ella solo quería saber porque no se podía comer esas manzanas.
-Eso no es así, yo solo quería saber porque esta prohibido comer esas manzanas -replico la chica indignada.
-Si Eva -dijo Adán con temor- tu me incitaste con tus preguntas. Fuiste tu junto con tu amiga la Serpiente.
Al oír esto la serpiente alzo la cabeza a la vez que pensaba -Que tipo estúpido resulto ser este mamerto.-
-¿Así que tu la incitaste Serpiente? -pregunto la voz del cielo. -Debí imaginar que no podrías quedarte quieto después de que te eche del cielo.
Adán y Eva miraron a Serpiente de forma interrogativa ya que en realidad no sabían nada de ella excepto que era el único animal aparte de ellos dos que podía hablar.
-Eso es discutible -afirmo Serpiente alzando la cabeza de forma orgullosa. -Por otro lado, la chica esta diciendo la verdad.
-Eso ya no importa -corto la voz en un tono más bajo. -Como incumplieron lo que les pedí no me queda otra solución que echarlos del Jardín.
-¿QUEEEEEEEEEEEEEE? -gritaron Adán, Eva y Serpiente a la vez.
-No nos puedes hacer esto -rogó Adán de rodillas.
-Si, si puedo. -afirmo la voz mientras se materializaba una puerta adelante de los tres. -Ahora se van de acá, ya no son bienvenidos.
Eva clavo en Adán una mirada asesina mientras por lo bajo le decía -Me las vas a pagar cagón-. Así fue que mientras cruzaban la puerta sobre sus cuerpos se materializo ropa.
-Ay, esto pica -se quejo Adán mientras se rascaba la entrepierna. -¿Por qué nos pones esto encima de nuestros cuerpos Señor de Arriba?
-Porque sin esas prendas van a sufrir el frió, el calor y los insectos ahora que no están más en el Jardín. -Respondió la voz divertida mientras veía como Adán y Eva se rascaban todo el cuerpo.
-¿Y ahora que hacemos? -Pregunto Adán mirando a Eva y al paisaje desértico que se extendía ante ellos.
-No se que harás tu -le respondió la chica furiosa-. Yo voy a caminar hasta un arroyo que hay por acá -. Y mirando a Serpiente le pregunto -¿Me indicarías el camino por favor?
-Claro que si Eva -respondió esta-. Y no te preocupes, yo estaré a tu lado y siempre seré tu amigo.
-Gracias. -Respondió la chica agradecida mientras comenzaba a caminar de forma incomoda debido a la ropa.
Un tiempo después Serpiente estaba al lado del Señor de Arriba observando como se movían Adán y Eva cerca de un arroyo. Vieron que lograron construir un refugio bastante cómodo y que algo se estaba cocinando en una pequeña fogata.
-Sabes muy bien que fue Adán el que arranco el fruto y lo comió, la chica solo tenia curiosidad, -dijo Serpiente sin apartar la vista de la visión.
-Si, lo se. -Respondió el Señor de Arriba.
-¿Y por qué aceptaste como cierto lo que Adán te dijo?
-Porque necesitaba sacarlos del Jardín a los dos para que aprendan a vivir sin tener todo servido. Si se quedaban aquí se iban a terminar aburriendo mucho.
-Pero ahí afuera van a sufrir, -exclamo Serpiente.
-No, te equivocas Lucifer, ahí van a vivir pero no te preocupes -lo tranquilizo,-después de un tiempo voy a dejar que vuelvan a vivir aquí al Jardín.
-¿Y a sus descendiente también los vas a dejar vivir aquí? -pregunto Serpiente mientras veía como dos niños salían de adentro del refugio y jugaban cerca de Eva.
-No, a sus descendientes les voy a dejar que elijan entre vivir entre el Jardín o vivir contigo allá en el Infierno, -respondió el Señor de Arriba mientras no perdía detalle de lo que ocurría en la orilla del arroyo.